El portal japonés President Online publicó un artículo titulado «“La seriedad en la “reversión Japón-China” en las producciones de animación: “Un animador solo puede conseguir un tercio de los beneficios en Japón de lo que conseguiría en China”», en donde se describió la situación actual de los animadores japoneses y la competencia entre Japón y China por sus talentos. Si bien el artículo es de “pago por leer”, otros portales japoneses lo han republicado.
Cada vez más estudios de animación
japoneses están siendo subcontratados por otras compañías de China. Rei Nakafuji, un
reportero, mencionó: “De acuerdo con los sitios de ofertas de trabajo en China, el sueldo anual para los animadores en Hangzhou es de 34,062
yuanes (cerca de 520,000 yenes). Por otra parte, en Japón, incluso un ingreso
mensual de 175,000 yenes es mucho mayor que el promedio de la industria. La relación entre los
animadores de China y de Japón se ha invertido”, comentó.
Es un
edificio en un área residencial en la Ciudad de Machida en Tokio. Tomé el
elevador hacia el quinto piso y entré a una habitación. Allí encontré a
múltiples hombres y mujeres utilizando herramientas de dibujo y una tableta
electrónica. Esto que les describo es
un estudio de animación llamado Colored Pencil Animation Japan. De hecho, entre los
proyectos que estaban haciendo se podían ver partes de una serie titulada The
King’s Avatar. Así, es, Colored Pencil
Animation Japan es la división japonesa de un estudio de animación chino, que
fue establecida en 2018.
Recientemente, ha habido un incremento en el número de compañías chinas que
establecen una división en Japón para contratar animadores japoneses. Mientras la
popularidad del anime está en ascenso en China, las restricciones a la
distribución del contenido fuera de Japón están siendo cada vez más severas, y
las personas comenzaron a dejar de consumir anime en China alrededor de 2018. En respuesta, las compañías de distribución que querían expandir
su contenido tomaron medidas para producir ahora sus propias series, en
esencia, “series chinas con animación japonesa”.
China
Literature, una subsidiaria de Tencent, una de las mega-compañías de China, ha
invertido en este aspecto y en Colored Pencil Animation Japan, que se encarga
de la animación de algunos de sus proyectos. En resumen, al tener compañías de producción japonesa bajo su mando, estos
gigantes chinos pueden usar sus prácticamente ilimitados recursos para producir
animaciones y distribuirlas de forma libre, compitiendo con la industria
japonesa a la par
Así, las compañías chinas son capaces de contratar animadores japoneses,
principalmente porque les ofrecen mejor condiciones de trabajo en este mercado
en crecimiento. Daisuke Iijima, quien investiga sobre las tendencias de la
industria de la animación, comentó: “Para China, cuyo mercado
se está expandiendo, hay una necesidad por animadores japoneses. Pudiendo pagar
tres veces el salario que ofrece Japón, no es de extrañar que los japoneses
prefieran trabajar allá, lo que provoca una fuga masiva de talentos“.
De hecho,
hay una gran diferencia entre las condiciones de trabajo entre las compañías de
China y las compañías de Japón para con los animadores. Las compañías de China contratan animadores por contrato, y el
salario para los nuevos ingresos es de alrededor de 175,000 yenes, que es una
cifra mayor que el promedio en Japón para los trabajadores de la animación. Las compañías chinas ofrecen horarios de trabajo flexibles y las ocasiones en que
existe sobre-trabajo son compensadas con días libres o pagos extras. China también ofrece
cubrir los gastos de transporte y vivienda.
Fumijiro
Eguchi, CEO de Colored Pencil Animation Japan, señaló: “Nuestra prioridad es mejorar las condiciones de trabajo de los
animadores, con el objetivo de que no piensen trabajar para Japón y retengamos
sus talentos“. Detrás de todo esto está la innegable realidad: los salarios
de los animadores japoneses en Japón son muy bajos. La industria de la animación se ha jactado en ocasiones de ser
“funcional”, pero las condiciones de trabajo pésimas y los bajos salarios
muestran otra realidad.